Película Pieza Inconclusa para piano mecánico
Vemos,
en esta película, De finales del Siglo XIX, donde ya se muestra la decadencia
de la aristocracia rusa. Un mundo
rendido a los pies de los placeres del cuerpo y su belleza, donde el bienestar físico es sinónimo de éxito y
plenitud personal, como lo vemos en
la escena campestre y en los bailes de los palacios de la época zarista. Ya están avizorando su propia decadencia,
pero todavía lejos de comprender que se avecinan
los tiempos del advenimiento del comunismo, generado por sus injusticias y explotación de los campesinos, que van
comenzando a rebelarse , y también muestra, por parte de los aristócratas la
desvalorización de la clase social de los “mercaderes” que iban ganando
el “poder” que ellos
iban perdiéndolo!
Su decadencia es desde la moralidad, social, política y económica una actitud nihilista, Anna, la anfitriona expresa varias veces “estoy harta”, se evidencia un estado
anímico de aburrimiento a lo largo
de la reunión. Y una actitud despectiva y de desvalorización permanente, tanto al médico como al maestro frustrado. Los participantes de
la reunión, todos personajes, se
escondían detrás de diferentes máscaras, su vacío emocional, una vida sin proyectos basada en lo efímero y
pasajero. Vacuidad existencial total
y que generaba resquebrajamiento en los vínculos entre ellos. Lo expresa muy bien la música de fondo, a lo
largo de todo el film : “Una lágrima furtiva”
que patentiza crudamente y descarnadamente el sin sentido de sus vidas y
el grito y clamor ante las injusticias.
Las grietas
entre los vínculos fueron surgiendo, y evidenciado las dudas y desconciertos
de estas existencias sin fe, que escondían su dolor y desasosiego, atravesado por una falta de espera y de
esperanza en el qué y quién del “otro” humano. Para mí, la escena más fuerte y que más lo
refleja es el momento en que Mijail sale corriendo y se tira al
río y su esposa , Alejandra,
lo busca con desesperación, le abre su ser y su corazón con
autenticidad, dolor y pidiendo perdón por su hipocresía y tibieza y aparece en ella ese rostro bifronte, que le promete
amor, fidelidad; pidiéndole que ese
vacío no se instale más en sus vidas. Alejarse de ese mundo de orfandad
y construir un nuevo mundo basado en
el amor y en lo trascendente.
Nos está diciendo
que el gran reto de la persona, no es el “atrévete a saber” , ni el hedonista “atrévete a disfrutar”, sino
que es “atrévete a construir” tu ser personal
desde la autenticidad axilógica y sintiente.
Es
a través de la palabra, del amor, que el hombre toma conciencia de sí y de su
propia dignidad humana. Escuchando y
acogiendo la llamada del otro –del pobre, del
necesitado- , el hombre se libera de su egocentrismo y vacío interior, que lleva dentro de sí y lo pone al servicio y reconocimiento de los demás.