lunes, 12 de julio de 2021

Análisis de la película "El baile"

                             EL BAILE: CINE PARA SENTIR

 

Me quiero remitir a la cita, inicialmente, de Ana María Soriano, donde nos dice que el director italiano, Ettore Scola con su película “El Salón de Baile” del año 1983, es considerada la película, por la mayoría de los críticos, como una de las películas musicales por excelencia.

No hay diálogos y el peso de la película recae en la banda sonora, con su extraordinaria y expresiva en los diferentes espacios y protagonistas, en espacios comunes y cotidianos y los fotogramas que la acompañan, nos van llevando de la mano en un recorrido histórico, secuencial, donde evidencia una crítica y caracterización de la situación política de la Italia con desempleo, la pobreza expresada en secuencias y tiempos sonoros largos. Por ejemplo

1936: escenografía predominan las imágenes en rojo frente al triunfo popular

1939: Observamos ya la vestimento que nos muestra que ya ha sido invadida por los nazis

 1945: Se termina la guerra, gran tristeza los embarga por los que han muerto en ella, suenan las campanas, pero su sonoridad no es de alegría sino tiene momentos de dolor. Se reúnen  aquellos que estaban separados por la guerra y bailan juntos!!

1946: Crece la influencia de los aliados, los norteamericanos, suena el jazz tanto la banda como las letras son en inglés.

1950: Música latina, las mujeres se visten y se peinan diferente y la banda toca música mexicana.

1960: Aparecen allí también la música de los Beatles, y también se modifica la vestimenta, más rockera, camperas negras

1983: En este año se inicia la película se hace más difícil socializar, ya vemos  presente el individualismo  bailan separados y también con el mismo género ( hombres con hombres) y al final cada uno se va solo, por su cuenta, dejando el salón de baile!!

  Qué se siente? Que la película no es ajena al contexto social, político y económico de la época y hay una perfecta adecuación y armonía con la música y los protagonistas.

  Hay cortes musicales y fotogramas, que relacionan las diferentes escenas y épocas históricas diferentes, de acuerdo al color y sus cambios son  armonizados, melodiosos y rítmicos.

Por qué elegí este tema? Porque en el baile todo se expresa a través de la banda sonora y el cuerpo. Desde los mitos sagrados del Génesis domina la temática del cuerpo femenino como potencia misteriosa y maléfica, elemento oscuro y diabólico que se vale de “encantos y ardiles”  con actos de magia, seducción, fascinación, atracción y engaño. Y por qué no cautivar y engañar.

El poder de la mujer sigue confinado al plano de lo imaginario, fantástico y soñador.

 La libertad de dirigirse a sí mismo se aplica, en forma indistinta a los dos géneros, pero siguen construyéndose “en situación” de a dos, con sensualidad, encantamiento. Vemos a los largo de la diferentes escenas el cuerpo es vivido, desde la interioridad, como un yo mismo…y aparece a instancia lúdica del juego de las miradas cómplices, por momentos esquivas, de exquisita sensualidad, provocativas o sosegadas y apacibles!!!

  Aquí el cuerpo humano participa de toda la manifestación de la persona, un cuerpo iluminado por la música. No hay dualidad, conforman los bailarines una unicidad amalgamada, viva, vibrante, chispeante y… por momentos triste con cierta pesadumbre y abatimiento…

  El baile, es una de las manifestaciones, en  el que el cuerpo humano, patentiza la posibilidad concreta de ser y manifestarse, sin mediar palabra alguna. El diálogo aparece en las miradas, los movimientos sensuales, con voluptuosidad y también lujuria de sus cuerpos que expresan cada una de sus existencias y vivencias en “ese acontecer”.

 Scola nos muestra en este film con  magia, sonoridad y profundidad pristina  que la experiencia “con el otro” revela una dimensión de la persona absolutamente irreductible a la relación con el mundo. Por medio de la banda sonora se puede sustraer de toda objetivación y conceptualización- y nos lanza al mundo del misterio, a la dialéctica insondable de la mística de lo divino y lo humano.

       

                                                           María Cristina Roth

                                                           25 de noviembre 2019