LA GUERRA DE LOS BOTONES
Versión 2011
Miré las dos
versiones, esta vez, me gustó más esta versión y haré cierta comparación con la
versión del 1962.
Se remiten, estas películas,
a un delicioso y atrapante relato de aventuras infantiles y juveniles, en el
cuál dos grupos de amigos de poblaciones vecinas, se enfrentan en batallas
campales y juegan con todo tipo de estrategias para derrotar a sus
enemigos. No se trata de una guerra
encarnizada, cruel o violenta; sino más bien de enfrentamiento entre
personalidades líderes, de dos grupos,
que con símbolos y alegóricamente llegan a altos parámetros y niveles de
antipatía y enemistad.
Es la guerra de los
botones, una de las tácticas distintivas es sacar los botones de los vestidos a
cualquiera que sea atrapado, capturado por el otro bando, es un símbolo de
poderío y humillación mandarlo a su casa
o a su barrio de regreso con”esa mutilación” que genera retos y burlas, en sus
casa, por sus padres, en el barrio vergüenza.
Barrratier ha
narrado una historia entretenida del principio al fin. Y ha logrado, a mi parecer, desde esos dos
puntos de vista: el de los niños pero entrelazado con la historia paralela de
una guerra de verdad, que se llevaba en la clandestinidad de la resistencia francesa contra la
ocupación alemana y los colaboracionistas locales. ( No tan explícita en la
primera versión de 1962).
Este relato me trae
reminiscencias de una época espacio-temporal , ubicada en mi infancia y
adolescencia, con pasajes que podemos reconocer como familiares, con momentos
de alegría y otros de angustia, enojo y cierto revanchismo, vivido en mi época
de estudiante secundaria y en las aulas escolares-de primaria y secundaria- con el clásico” te espero a la salida en la
esquina.”
Esta Guerra de
Botones, aunque inocente, muchas veces presagia situaciones más serias y
descarnadas. Lo trágico tiene que ver con las consecuencias inesperadas y
terribles que traicionan cualquier inocencia…Ayer y hoy…
Dejando a un lado
estos aspectos trágicos nos trasladamos con planos generales, a las bellas
imágenes de la campiña francesa, con paisajes verdes e idílicos y también y los
pintorescos personajes que habitan esos pueblos que viven la cotidianidad del
humor y la picardía, a pesar de las limitaciones a las que están sometidos.
Película muy
cuidada, en la fotografía con excelentes primeros planos, en distintas escenas
por ej. el niño que hace de protagonista, que despiertan y generan sentimientos
de ternura porque son personajes infantiles(como el más pequeño con sus
intromisiones reiteradas ocurrencias) y también los juveniles que son
cautivantes.
Nos regala, la
película, dos historias amorosas, ambas matizadas por desenlaces inesperados,
que aportan emoción, y son protagonizados por una joven, dulce, atractiva e
intrigante, en cuanto a su identidad y pasado,
-Violette- una niña judía refugiada y protegida por una valiente,
intrépida y osada vendedora del pueblo- Simone- con el que logra tanto el
director, como el guionista, un mayor
equilibrio en secuencia narrativa enriqueciendo la película.
A mi criterio me
gustó, me pareció una bella historia, bien contada que se deja disfrutar con
humor y placer, recuperando la inocencia y picardía de ese niño que todos
tenemos, y siempre y cuando seamos sensibles y espontáneos. Cómo dejando a un
lado la mirada de adulto adusto, racional y permitiéndonos recordar y re- vivir
nuestras travesuras infantiles.
María Cristina Roth